¡Buenas tardes! ¿Qué tal el viaje?
Con un gesto recíproco de cortesía, Verónica y aquellos viajeros entendieron que la forma de saludar había cambiado después de ta n especiales circunstancias. Intuyeron, a través de la mueca que dibujaban las cejas de la recepcionista, que detrás de la reglamentaria mascarilla se había producido una sonrisa de bienvenida. Habían cambiado las formas, pero la calidez de la trabajadora era igual de candente que aquella vez, meses atrás, cuando les estrechó la mano para desearles un buen viaje en Ferry. — ¡Buenas tardes! ¿Qué tal el viaje? — Se apresuró Verónica en cuanto los huéspedes anclaron sus equipajes en el centro de la recepción. —¡Hola! Un placer volver a estar aquí. Después de tantos kilómetros, ¡creo que necesitamos descansar! — Estefanía contestaba al instante, con la simpatía que se les presuponía a ambos, después de haberla dejado patente varias visitas atrás en el Hotel Albaida Nature. Cristopher, mientras tanto, enjuagaba sus manos en el dispensador de gel higienizante